Inclusión no solo se trata de que los centros tengan a su disposición profesionales especialistas, infraestructuras accesibles y/o protocolos funcionales sino que también y sobre todo es un tema de actitud y de derechos humanos

Porque crear comunidades que aprenden y avanzan juntas hacia la mejora educativa a través de una reflexión profunda de su quehacer pedagógico, respetando los ritmos y formas de aprendizaje cada estudiante, es un deber ético, moral y social.

El enfoque que propone la inclusión educativa frente a la diversidad de alumnado es una mirada pedagógica positiva, es romper paradigmas discriminatorios obsoletos y reconocer las barreras que impiden el aprendizaje de todas y todos los estudiantes
Avanzando hacia una escuela con alta respuesta de calidad, que potencia al alumnado con necesidades educativas especiales tanto en la diversidad funcional como en las altas capacidades.
Una base sólida de procesos que atienden los diferentes desafíos que proponen los aprendizajes del siglo XXI en la que se desarrollan nuestros estudiantes.